| El 
                                público contempla boquiabierto un torrente 
                                de animales fantásticos pululando sobre 
                                sus cabezas. Seres desterrados de una imaginación 
                                desbocada que intentan sujetarse como en un sueño 
                                derretido de Dalí. Un surrealismo mágico 
                                que lleva a la compañía Cal y Canto 
                                a utilizar siempre el aire como punto de partida, 
                                a través de una larga y dilata investigación 
                                en el mundo de las cometas, en el que han basado 
                                sus creaciones de animación. | 
                           
                            | La 
                                alquimia de estos dos compuestos, opuesta pero 
                                eficaz, es también la unión de sus 
                                dos componentes principales: Ana Ortega y Marcos 
                                Castro, en los que se sustenta el trabajo artístico 
                                de esta compañía creada en el año 
                                2002. Un antes y un después que bautizan 
                                con este nombre, que sin ánimo de recluir 
                                a nadie, preserve las cualidades de un teatro 
                                sin falsas presunciones. Los montajes de Cal y 
                                Canto Teatro revindican un teatro artesanal, creado 
                                a partir de decisiones del azar: Aventis (2007), 
                                Colonbululú (2006), A-ta-ka! (2003), El 
                                Museo Hermético (2002).  |